Catalina no soportaba ver sufrir a Estela. —Señorita Pedrosa, la señorita Estela acaba de despertarse y puede que aún tenga sueño. ¿Por qué no la deja dormir un poco más?
Estela se apresuró a asentir e incluso fingió un bostezo. La expresión inocente de su rostro hacía que su actuación pareciera convincente. Abril lanzó una mirada furiosa, pero consiguió recuperar la compostura.
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