Roxana no era experta nadando, así que hizo lo suficiente para entretener a los niños. Después, con la ayuda del personal, regresó a la superficie para tomar una breve ducha. Luego, se volvió a poner su ropa normal antes de salir. Los niños, en compañía de Luciano, ya la estaban esperando afuera del camerino. Una vez que la vieron, saltaron hacia ella con emoción y exclamaron:
—¡Te veías muy bien, mami!
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