Después de comer, Luciano le dijo a Camilo que llevara a Andrés y a Bautista a casa a descansar mientras él se quedaba en la habitación con Roxana para que ambos pudieran hacerle compañía a Estela.
Roxana no podía soportar dejar a la niña sola allí; Estela seguía asustada y se negaba a soltarle la ropa a Roxana. La mujer se sintió culpable al ver el rostro pálido de la niña; le acarició la mejilla y se disculpó.
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