Aunque Gerardo se enfocaba en lo académico, los otros en la habitación tenían tratos de negocios en la industria médica y la mayoría de ellos dependían de las habilidades de Gerardo para sobrevivir. Las palabras de este sonaban más bien como una disculpa para Roxana, pero en realidad estaba presionando a los otros; con naturalidad, Roxana entendió lo que Gerardo quiso implicar, así que le regresó la mirada llena de gratitud. Al resto no le tomó mucho tiempo aceptar, dejando en claro que las palabras de Gerardo funcionaron.
―Escuché como el señor Quevedo hablaba de las impresionantes habilidades de la doctora Jerez y ahora, fuimos testigos de la admiración que el señor Linares tiene por la doctora Jerez. Supongo que no hay razón para seguir dudando.
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