Roxana estuvo allí durante todo el día junto a Estela y, a pesar de ello, la niña nunca respondió. Puesto que se hacía de noche, la mujer tenía que irse, aunque fuera a regañadientes.
—Vendré a visitarte mañana. Tienes que mejorar, ¿sí? —Abrazó a Estela con fuerza.
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