Como Estela no obtuvo una respuesta de su padre, movió su plato hacia al frente e insistió hasta que Luciano por fin salió de su estado de estupefacción y le sirvió unas cuantas verduras a su hija sobre su plato. Ella agachó la cabeza y comenzó a comer justo después, lo que dejaba en claro que su apetito había mejorado considerablemente a como estaba antes. Estela terminó de cenar y se limpió la boca antes de volver a la planta superior, pero Luciano la llamó por su nombre y la pequeña se detuvo en su camino.
—Ela. —Ella paró de caminar y se dio la vuelta para ver a Luciano de un modo confuso; al chocar miradas, él no pudo contenerse más y le tuvo que preguntar—: ¿Fuiste con la señorita Jerez el día de hoy? —La pequeña apretó sus labios hasta dibujar una línea muy estrecha mientras escuchaba a su padre, pero luego bajó la cabeza y se rehusaba a revelarle cualquier cosa; ante eso, él se levantó de su asiento y se acercó al lado de Estela para llevarla cargando al sofá para decirle—: Le llamé a la señorita García, ella ya me lo contó.
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