Las venas de Sonia se volvieron visible de la rabia tan pronto como terminó la llamada y permaneció enfurecida hasta el alma incluso después de que llegó al hospital.
«Tantos años que estuve esperando para ver a Luciano casarse con Abril, pero ¿ahora me dice que tiene planeado romper con ella? ¡Eso no lo voy a aceptar!». Sonia por fin llegó a la puerta de la habitación de Abril y no fue hasta ese punto que cambió su enojo por preocupación. Abril yacía enrollada en su cama y daba al parecer que se había quedado dormida, lo que llevó a que Sonia entrara sobre las puntas de sus pies para ver cómo estaba la joven; fue ahí que ella se dio cuenta de lo mucho que había perdido peso Abril y estaba convencida de que la pobre había sufrido por su herida. Incluso mientras que dormía, apretaba con fuerza sus cejas, lo que dejaba en claro su incomodidad y eso solo hizo que Sonia se sintiera aún más culpable.
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