Daniel esperó durante bastante tiempo, pero Roxana nunca relajó su postura, dejándolo sin alternativa. Su rostro se enrojeció por la vergüenza y dijo:
—Solo me comporté mal porque estaba muy preocupado y quería tratar al niño cuanto antes. —Al mismo tiempo, todos fruncieron el ceño. La sonrisa de Roxana se desvaneció despacio y se puso más descontenta.
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