«Nunca más podré ver a la señorita Jerez». Estela estaba demasiado devastada como para oír las palabras que se le decían y comenzó a sollozar nuevamente cuando se enteró de que Roxana se iría; pese a la situación, Roxana le sonrió y acarició su mano.
—Esta puede ser la última vez que te vea, Ela. Ya no llores y por favor sonríe más, ¿sí? —Pero Estela lloró y sacudió su cabeza.
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