Capítulo 9 La primera vez que contraatacaba
Veinte minutos después, el auto se detuvo en la residencia Fariña. Estela no quería que nadie la cargara, por lo que se bajó despacio; Luciano la siguió y no pronunció ni una sola palabra. En cuanto padre e hija ingresaron a la casa, escucharon que alguien llamaba a Estela.
—¡Ela! —exclamó Abril, quien jugaba en su teléfono en la sala de estar, cuando levantó la cabeza y los vio entrar. En el instante que vio a la niña a cierta distancia, corrió hacia ella y la abrazó—. ¡Ela, al fin estás en casa! ¿Cómo pudiste huir sin decirnos? Me llevé un gran susto cuando te perdiste, ¿sabes? ¿Estás bien? ¿Estás herida? —Comenzó a revisar el cuerpo de Estela para asegurarse de que estaba bien.
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