Después de que Luciano llevó a Estela a que se lavara las manos, salieron y se sentaron del mismo lado de la mesa, dejando a Abril sola en el lado opuesto. Era claro como el agua que la estaban ignorando. Abril sintió su rechazo hacia ella, y enterró las uñas en su palma en silencio para reprimir la furia ardiente que estaba sintiendo.
―Ela, ¿te divertiste con tu papi hoy? ―preguntó con una sonrisa relajada.
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