Aunque Roxana y Estela habían pasado mucho tiempo juntas últimamente, sus sentimientos mutuos eran distintos después de conocer la verdad. Roxana tenía mucho que quería compartir con su hija recién encontrada, y Estela también ansiaba expresar sus pensamientos a su madre. Ambas yacían en la cama, compartiendo inagotables charlas que no carecían de temas.
—He dibujado muchas imágenes de mamá y yo, pero ninguna de esas mamás en las imágenes era tan hermosa como tú —expresó Estela con una mirada radiante, su sonrisa tan encantadora que conmovió a Roxana.
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