Capítulo 905 Un incendio
Aun así, al final, Magalí no preguntó y como ya era tarde, decidió despedirse; por su parte, Roxana se sentía drenada, así que se fue temprano a la cama. A la mañana siguiente, esta se despertó con el sonido proveniente de un teléfono, por lo que se obligó a abrir los ojos y revisar la hora para darse cuenta de que faltaban diez minutos para que su alarma de las siete empezara a sonar; preguntándose de quién se trataba, Roxana se levantó para despertar bien antes de contestar.
―¿Qué pasó, doctor Galarza?
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