Roxana se sentía desorientada y acalorada tras despertarse; por un momento, no sabía dónde estaba y apenas podía sentarse. No fue hasta que examinó sus alrededores cuando recordó que estaba en el coche de Luciano: «¿Sobre qué me acurruqué cuando me quedé dormida hace rato?».
De manera inconsciente, ella volteó a mirarlo; él ya había apartado sus brazos. A juzgar por la manera en que estaba sentado, era como si nada hubiese sucedido. Sin embargo, Roxana no entendía en qué se recostó aparte de los brazos de Luciano.
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