Mientras hablaban, el teléfono de Abril vibró dos veces y ambas voltearon al mismo tiempo. Abril supo al instante que el detective privado le había enviado fotografías de nuevo y en su rostro apareció una mirada lúgubre pues recordó las fotografías que había recibido los días anteriores. A excepción de las fotografías del día anterior, todas las demás eran de Roxana y Luciano juntos. Ya no quería seguir viendo cómo se la pasaban muy cercanos, pero con un ceño fruncido abrió el mensaje para ver las fotografías.
—¿Qué pasa? ¿Quién te mandó mensaje? —Gina quería seguir hablando, pero cuando vio que Abril no le estaba prestando atención, estiró el cuello y vio las fotografías en el teléfono—. ¿No es ese el hijo de la familia Dorante?
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