—En cuanto a eso, resulta que Abril y yo aún no hemos almorzado. Ve y pídele a alguien que nos traiga comida —ordenó Sonia mientras miraba a su hijo.
Luciano observó la expresión de su madre y se dio cuenta de que quería conversar con la joven, pero sin su presencia. En lugar de comentarle que sabía cuáles eran sus intenciones, solo asintió y salió de la habitación. Cuando Luciano cerró la puerta, Sonia tomó la mano de Abril.
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