Abril por fin reveló su verdadera cara y miró de un modo escalofriante a Estela, lo cual hizo que la pequeña saltara del miedo y quisiera ir con Luciano, pero su muñeca fue sometida por la mujer y no podía librarse. Abril pronunció mientras que miraba a la niña con crueldad:
—¡Será mejor que me obedezcas si no quieres sufrir! No me hagas enojar, ¿entendiste?
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