Roxana no estaba familiarizada con los restaurantes de la zona, así que le pidió a Magalí que le recomendara un lugar, y llevó allí a Andrés y a Bautista.
Mientras comían, recibió un mensaje de Jonatan que decía: «¿Mi abuelo necesita tratamiento esta noche, doctora Jerez?». Solo entonces Roxana recordó que no les había explicado el proceso del tratamiento, por lo que le respondió: «El gran señor Quevedo aún está un poco débil, por lo que el tratamiento no puede hacerse con tanta frecuencia. Como ya se ha sometido al proceso dos veces consecutivas, es mejor dejarlo descansar un día. Iré mañana. Lo siento, olvidé mencionarlo».
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