Por supuesto que Sonia también escuchó ese intercambio de palabras que tuvieron; a pesar de eso y tras haberle advertido a Roxana, ella no se sentía preocupada de que la fuera a desobedecer, en especial después de que había decidido desde hace mucho tiempo que su hijo se casaría con Abril. Como tal, a ella no le pudo importar menos esa interacción que tuvieron y continuó dándole sorbos a su café con elegancia.
«Siempre es fácil ahuyentar a mujeres despreciables; además, no voy a permitir que una mujer como ella llegue a pertenecer a la familia Fariña».
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