volver a la habitación privada después de su llamada, Luciano notó a Roxana con la cabeza gacha, absorta en su teléfono. El fruncimiento de su ceño hizo eco en su propio rostro, sospechando que estaba leyendo los comentarios en línea.
Con paso cauteloso, se acercó a ella y tomó asiento a su lado. Intentó romper el silencio pesado.
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