Luciano estaba decidido así que Abril no tuvo más remedio que marcharse con la cabeza agachada.
Elías y Sonia se quedaron un rato para pasar tiempo con Estela, pero, por mucho que lo intentaron, la niña no les prestó atención. Se negaba a escribir, aunque Sonia le dio papel y bolígrafo; la niña solo asentía o negaba con la cabeza ante las preguntas que le hacían. Sonia se sentía mal por su nieta, pues sabía que estaba traumatizada por los sucesos de la noche anterior y lo único que podía hacer era pasar más tiempo con ella. Cuando llegó la noche, Sonia se puso de pie de mala gana.
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