―Por cierto, ¿dónde está Luciano?
Roxana había escaneado la habitación en busca de Luciano al recobrar el conocimiento. Al ver que no había rastro de él, empezó a preocuparse. De hecho, se preguntó si realmente había encontrado el antídoto o si había ido a ver a Jael. La posibilidad que pasó por su mente la hizo sentirse inquieta.
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