Después de comer, Roxana se dio cuenta de que Luciano parecía hacer una llamada telefónica. Al instante, sonó el timbre de la mansión. Roxana abrió la puerta y vio a Jonatan de pie fuera con una sonrisa. La miró rápidamente y se sintió aliviado al comprobar que estaba ilesa. Con una sonrisa de oreja a oreja, dijo: —Doctora Jerez, vengo a recoger a Luciano. ¿Dónde está?
Antes, Luciano había llamado a Jonatan y le había pedido que lo recogiera. Había cosas que tenían que discutir cara a cara. Jonatan podía adivinar más o menos de qué quería hablar Luciano, así que no rechazó la petición. Inmediatamente después de colgar, se apresuró a acercarse. Como si le preocupara que Roxana sospechara, Jonatan añadió despreocupadamente:
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