Andrés y Bautista querían jugar con Estela después del almuerzo, pero Roxana los detuvo lo más pronto que pudo.
—Ustedes dos pueden ir a jugar por su cuenta, yo me llevaré a Estela de vuelta. —Ella estuvo queriendo aclararle las cosas a Estela, pero fue incapaz de pronunciar esas palabras tan duras y en especial después de que la pequeña acabara de llorar a cántaros; ante eso, no le quedó más opción que llevarse a la niña primero. Los chicos se rehusaban a despedirse de Estela, pero de todos modos le asintieron a su madre de manera obediente; no obstante, ellos perdieron todo interés de jugar después de saber que ella no podría unírseles, así que se quedaron parados a un lado de ella y de su madre en silencio.
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