—Señorita Jerez. —Con rapidez, Roxana desapareció de su vista. Estela tenía la cabeza agachada y estaba triste; la voz le temblaba mientras murmuraba—: Quiero a la señorita Jerez…
Luciano todavía estaba enojado por lo que había dicho Roxana. Cuando escuchó que Estela seguía decidida a buscarla, frunció el ceño.
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