—Entonces dinos con exactitud, ¿qué es lo que ocurre? —preguntó Bautista con poca paciencia, pero Estela no hizo más que mantener su mirada fija en Roxana con la esperanza de obtener una respuesta concreta de ella. La mirada de Roxana se suavizó cuando chocó con los ojos de la niña y asintió.
—Está bien, no me enojaré con Luciano. —No fue hasta que escuchó eso que Estela por fin lo reveló:
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