—¡Papi! —instó Estela cuando no recibió una respuesta, sacudiéndolo para hacerlo reaccionar. Entonces, Luciano le asintió, resignado, por lo que ella lo soltó y lo miró bajar.
Abril estaba desconsolada y ansiosa mientras esperaba abajo, dudando aún al verlo bajar las escaleras: «Es obvio que, en su conversación privada que tuvo con Luciano, la zorrita esa intenta hacer que él no me lleve al hospital. —Abril era consciente de que él mimaba a Estela y que incluso retrasaba su matrimonio a causa de esta—. Me pregunto si tendré que ir al hospital sola por culpa de ella». No podía tranquilizar su corazón acelerado, incluso cuando Luciano se paró con firmeza frente a ella.
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