Roxana se rio cuando escuchó a Magalí quejándose.
—Ha sido un mes muy pesado, pero me siento mucho mejor después de ver a estos pequeñines —dijo Magalí suspirando, mientras abrazaba a los niños, besándolos en las mejillas. Sin embargo, ellos la apartaron con desdén—. ¡Vayamos a jugar mañana! No hemos pasado mucho tiempo juntos desde que regresaron y mañana tengo el día libre, así que puedo sacarlos todo el día —sugirió, con una mirada ilusionada.
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