No muchos doctores acudieron al evento en esa ocasión, pero eran poco más de una docena de ellos; con un vistazo, Roxana logró reconocer a algunos de ellos que también habían atendido consultas médicas previas con ella. Roxana no había conocido aún a los otros, pero dado que los Dorante los habían reconocido lo suficiente para trabajar con ellos, con certeza eran personas con las que no se podía jugar; así que, Roxana sonrió al grupo con educación para expresar sus buenas intenciones.
―¿Quiénes son estos dos, señor Dorante? ―preguntó alguien, estando de pie―. ¿También trabajarán con nosotros en esta ocasión?
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