Capítulo 401 Tenemos que reunirnos
―Supongo que el señor Quevedo le comentó sobre el incidente que sucedió en mi instituto de investigación y estoy segura de que usted sabe quién fue el culpable, señor Fariña ―declaró Roxana y sin rodeos, continuó―. A pesar de haberlo evitado como tal, aun así, la señora Fariña malentendió las cosas. Como puede ver, todo lo que necesitó hacer ella fue decir unas cuentas palabras; por consecuencia, no solo mi pequeño instituto de investigación se sumió en la confusión, sino que tal vez ni siquiera pueda sobrevivir en Horneros. Solo regresé esta vez por dicho instituto, así que no quiero ningún otro problema ni tampoco puedo darme el lujo de involucrarme en uno. Así que, por favor, sea considerado con mi problema, señor Fariña.
Sus palabras se sintieron como una daga que apuñaló a Luciano justo en el corazón. La verdad, esa era también la razón por la que permitió que ella lo evitara en los últimos días; él no quería ver que ella se metiera en problemas innecesarios por su culpa. Cuando le recordaron de forma personal ese hecho, sin embargo, una sensación peculiar brotó en él: estaba angustiado por su dilema y arrepentido de ser el culpable, pues si hubiera sido más firme con su madre, no hubiera fallado en protegerla. Roxana ya no quería continuar, ni tampoco tenía la fuerza para hacerlo, por lo que solo dijo una cosa más.
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