Un silencio sepulcral reinó en el auto, incluso uno podía sentir que el ambiente era por completo diferente a comparación de cuando Jonatan estaba presente, dando así la sensación de una tormenta latente. Roxana estaba sentada, erguida y con su mirada fija en el frente e intentó lo mejor que pudo ignorar al hombre de al lado; no sabía con seguridad si estaba imaginando cosas, pero la mirada penetrante del otro parecía fija en ella desde que Jonatan se había bajado del auto, lo cual causaba que ella estuviera tensa de manera subconsciente. De repente, la voz de Luciano resonó detrás de ella.
―¿La he ofendido de alguna manera, señorita Jerez? ―cuestionó y el alivio inundó a Roxana, por lo que le dedicó una sonrisa indiferente.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread