Antes de que siquiera se diera cuenta, ya llevaba más de siete horas en la cirugía. Para entonces, todos los niños del jardín se habían ido y solo quedaban tres.
Estela se había ido de su casa, pero Andrés y Bautista la seguían tratando de la misma forma cuando estaba con ellos. Los niños vieron que nadie iba a buscar a Estela, así que la llevaron al arenero; construyeron un castillo de arena y se divirtieron mucho.
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