Luego de almorzar, Andrés y Bautista inventaron la excusa de querer tomar una siesta para correr de regreso a su habitación. Roxana también se sentía exhausta, así que ordenó el comedor antes de ir a tomar una siesta también.
En la habitación de los chicos, quienes se suponía que estuvieran durmiendo, Andrés y Bautista estaban frente al otro en la orilla de sus respectivas camas. En ese momento, sus rostros estaban llenos de tristeza.
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