Ni Norman ni Mireya se habían percatado de que había alguien más que el conductor en el coche, pero en cuanto Jonás apareció, comenzaron a examinarlo detenidamente.
Agudo como siempre, Norman se dio cuenta al instante de que Jonás iba vestido de pies a cabeza con artículos de lujo de bajo perfil. Incluso su reloj era un Patek Philippe de precio desorbitado. Pero lo más importante, notó que el joven se comportaba con la máxima clase y elegancia.
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