—Iré a hervir las hierbas medicinales —dijo Roxana tras regresar en sí y tomó la bolsa de su mano.
Sin embargo, cuando intentaba salir del auto, Estela, quien seguía inconsciente, se sujetó con más fuerza de su ropa de manera instintiva. La pequeña se sentía muy mal, por lo que era normal que quisiera estar cerca de alguien que la hiciera sentirse segura y Roxana era justo esa persona para Estela.
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