El concierto no había empezado cuando Luciano y Roxana entraron con los niños. Tenían asientos vip y, en el lugar, había una mesa pequeña, redonda y elegante. Roxana le pidió al servidor que les trajera tres sillas más para que los niños se sienten entre ella y Luciano; así, sería más fácil atender las necesidades de estos a toda hora.
Al ver los asientos, Estela miró a su padre y se le ocurrió una idea; se dio la vuelta y, con cuidado, tomó del brazo de Roxana, quien la miró confundida.
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