Después de que Andrés, Bautista y Estela se quedaran dormidos, Roxana apagó la pequeña luz de noche que tenía encendida; la tienda de campaña se tornó muy oscura, tanto que ya no podía ver a Luciano dormido al otro extremo.
«Bueno… No he oído ningún movimiento desde hace un rato. De seguro ya está dormido».
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread