―Señor Fariña, deberíamos… ―comentó uno para pedir la opinión de Luciano, quien estaba en silencio y volteó a verlo para después dirigirse a la línea de empleados a la cual se refería el gerente. Justo cuando dio dos pasos al frente, escuchó que una mujer histérica gritó.
―¡Roxana Jerez, todo esto es tu culpa! De no ser por ti, ¡Jael no me hubiera ignorado!
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread