A la mañana siguiente, temprano, Frida se dirigió al aeropuerto. La noche anterior había recibido un mensaje de texto de Saúl en el que le decía que regresaría con aquel legendario médico.
Frida estaba tan emocionada que apenas pudo dormir. En cuanto el sol asomó por el horizonte, se levantó, se vistió y salió de casa puntual. Unos diez minutos después de llegar al aeropuerto, vio al llamativo hombre entre la multitud.
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