—La señora Jerez tiene mucho entre manos, así que no le causes más problemas. Luciano se agachó para tomar la mano desocupada de Estela.
Las fuerzas de Estela estaban agotadas después de llorar durante mucho tiempo, así que soltó la mano de Roxana en el momento en que Luciano la tomó en brazos. La mujer apretó instintivamente el agarre, pero acabó soltando a la chica cuando recordó las duras palabras del hombre. Con Estela en brazos, Luciano le dio una palmadita reconfortante en la espalda antes de darse la vuelta para marcharse.
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