En cuanto terminó de hablar, un silencio incómodo invadió el auto. Cuando se dio cuenta de lo que había dicho, Roxana se sintió arrepentida y bajó la mirada, sin decir nada más. Luciano miró fijo el perfil de la mujer, con una mirada sombría e indescifrable. «¿Tanto se resiste a mí? ¿Por qué siempre me empuja hacia Abril?».
—Ella tiene algo que hacer y no planea irse todavía —respondió con desdén.
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