Luciano se apresuró a llegar con Roxana para recoger a Estela cuando terminó de trabajar durante la tarde, aunque las palabras de Camilo seguían resonando en su cabeza durante todo el camino; además, fue gracias a él que recordó que Roxana aún no explicaba su relación con Jael. Ni siquiera cuando llegó a la casa pudo dejar de pensar en ese asunto, lo que llevó a que se sintiera muy disgustado.
Roxana fue a abrir la puerta y fue recibida al instante por la imagen gélida del hombre, la cual era tan fría que la dejó congelada en su lugar como una estatua.
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