La insistencia de Estela causó que Roxana le mostrara una sonrisa incómoda a Luciano. Luego, extendió su brazo y darle la caracola. Para su sorpresa, Luciano tomó su muñeca y llevó la caracola hasta su oreja. La mano de Roxana estaba tan cerca de su rostro que su palma podía tocarlo si se movía un poco. Al percatarse de ello, el rostro de Roxana se puso rígida, y apretó los dientes, mientras hacía todo lo posible para acomodar su muñeca en un cierto ángulo. Pasó mucho tiempo antes de que soltara su mano.
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