Cuando Alfredo estaba muy enfermo, la familia Dorante mandó a unas cuantas personas para ayudarlo a ponerse en forma. Sin embargo, como estaba muy débil, no se atrevieron a usar medidas tan drásticas. Una vez que Alfredo le contó sobre su condición, Roxana insertó cada aguja en sus puntos críticos antes de conseguir salvarlo.
—Al considerar la salud del gran señor Quevedo en aquel entonces, ¿qué razón tuvo para decidirse por ese método de acupuntura? —preguntó Jael sin poderlo evitar, tras escuchar el análisis de Roxana.
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