Luciano colgó el teléfono después de recordarles a Andrés y Bautista que cuidaran bien de Estela. Al segundo siguiente, su entorno quedó en silencio y el aire del pabellón se llenó de una quietud absoluta.
Mirando a Roxana tumbada en la cama, recordó la conmovedora escena en la que los cinco comían juntos como una familia en el comedor el otro día. El significativo contraste entre las circunstancias de entonces y la situación actual le hizo sentirse deprimido.
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