—No son para Estela, ¿verdad? —preguntó Roxana tras dudar por un momento.
—Los compré para Andrés y Bautista —admitió de inmediato Luciano—. Dije algo inapropiado hace unos días. Después de volver a casa, pensé en eso y sentí que debía disculparme, aunque fueran niños. Noté que había juguetes similares en su casa y pensé que a ambos les gustarían. —Tras decir eso, el hombre miró a Andrés y a Bautista con seriedad y les ofreció los paquetes—. Lamento lo que dije. Espero que les gusten.
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