Estela hizo señas a los chicos para que se acercaran y se unieran a ella mientras interactuaba con el bebé delfín. Cuando Andrés y Bautista se acercaron, el bebé delfín también se acercó para que pudieran tocarle la cabeza.
Al ver esto, Luciano y Roxana compartieron una sonrisa. El cuidador ya no estaba preocupado. Indicó a los delfines adultos que volvieran a la piscina y se reunieran con los demás delfines.
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