Roxana miró fríamente a las dos personas que tenía delante. Cuando Abril se encontró con los ojos de Roxana, le asaltó una extraña sensación e inconscientemente cerró la boca. Luciano, por su parte, frunció el ceño y miró a Roxana con tristeza.
Un rato después, Roxana curvó los labios con autodesprecio. —No se preocupe, señorita Pedrosa. Te entiendo. A partir de ahora me mantendré alejada de Ela, pero espero que sepas cuidar bien de ella y no dejes que vuelva a ocurrir algo así.
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