Antes de llegar a la mansión de la familia Solano, Jonás ordenó a todos los Mercedes-Benz que lo seguían que se detuvieran. Luego, dio instrucciones a más de una docena de guardaespaldas para que esperaran su orden. Les indicó que si no podían localizarlo en su teléfono después de una hora, debían entrar en la mansión.
Los guardaespaldas asintieron, y los coches se dispersaron alrededor de la mansión, aproximadamente a unos doscientos o trescientos metros de distancia.
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