Una vez más, Roxana encontraba sus palabras ridículas y su expresión se ensombreció aún más. La había besado frente a muchas personas y ahora le decía que no había necesidad de discutirlo porque ya había quedado en el pasado. Hizo que pareciera como si ella estuviera sobre pensando las cosas. Pero al verla tan enojada, Luciano dijo con seriedad.
—Me crea o no, el beso en verdad fue un accidente. Además, no tengo razones para besarla.
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